martes, 10 de julio de 2018

Aporte de inmigrantes sirios y libaneses en la economía guayaquileña

APORTE DE INMIGRANTES SIRIOS-LIBANESES A LA ECONOMÍA GUAYAQUILEÑA
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·       Memorias Porteñas
·       29 Jan 2017
·       Por GUILLERMO AROSEMENA AROSEMENA
WADIE, ESTEBAN Y NAHUM ANTÓN. JUAN KRONFLE SALEM
Durante el Imperio Otomano y hasta su desintegración al finalizar la Primera Guerra Mundial (1914-1918), Siria incluía Líbano. En la antigüedad esa zona geográfica estuvo poblada por fenicios, los más famosos mercaderes de la época. Tiro en Líbano, fue ciudad inmensamente rica; Alejandro Magno la sitió y necesitó un año para conquistarla y saquearla. Es en las últimas décadas del siglo XIX, que los inmigrantes de la mencionada región comenzaron a llegar a Guayaquil: Gabriel Farah en 1870, Gabriel Manzur y Juan Adum en 1885. Teniendo el comercio en los genes, fueron grandes emprendedores; en pocos años ya había prósperos sirios-libaneses en nuestro puerto. En 1909 Farah Freres, con 300.000 sucres de capital, estaba entre las 20 empresas más grandes de la ciudad; Fayad & Co., 100.000 sucres y Kronfle Hermanos, 25.000. Otros negocios de sirios-libaneses eran más pequeños. También hubo inmigrantes de Palestina.
ANTÓN HERMANOS
Esteban Antón, joven libanés de 25 años de edad llegó a Guayaquil en 1907. A pesar de haber establecido en su tierra natal una pequeña escuela de la cual era director, prefirió emigrar para encontrar mejor futuro. Recorrió algunas provincias del litoral y sierra, instalándose en Latacunga, donde abrió un pequeño negocio. En 1908, no satisfecho con las ventas trasladó su almacén a Quito; un año más tarde, nuevamente movilizó su actividad comercial a Riobamba. En el mismo 1909, su hermano Nahum, establecido en Brasil, se radicó en Ecuador, uniéndose a Esteban. Ellos formaron N. Antón & Hermanos, para vender sombreros, bastones, calzado, carteras y otras prendas de vestir importadas. También se dedicaron a la venta por mayor y desde Riobamba abastecieron a las principales ciudades del país. En 1913 Nahum regresó a Líbano y le otorgó poder a Esteban para conducir el negocio sin su presencia. Para ese año, Wadie, otro hermano se asoció. Al Riobamba no ofrecer desafíos, Esteban decidió radicarse en Guayaquil en 1915 y dejó a Wadie encargado del negocio de Riobamba que se liquidó y en 1918 los tres hermanos se asociaron con la razón social Antón Hermanos & Cía. El negocio incorporó la línea de casimires ingleses, que tuvo gran demanda en la clase alta. El almacén en Guayaquil se instaló en Malecón y 9 de Octubre.
Los hermanos Antón tenían planes de expansión para sus negocios, en 1918 también se asociaron con Antonio Kiuan, comerciante de Quito, para abrir A. Kiuan & Cía., dedicada a la importación de mercadería en gene- ral. La sociedad se disolvió en 1921. A 1924, Esteban había acumulado suficiente capital y contrató a la Compañía Italiana de Construcciones para construir una pequeña edificación de hormigón armado en Escobedo y Aguirre; estuvo entre las primeras construcciones de cemento en Guayaquil. En la planta baja vendió telas y vivió en el piso alto. Las ventas continuaron aumentando y abrieron una oficina en Manchester, Inglaterra, con Nahum a la cabeza, para exportar casimires a Ecuador y otros países de la región. En 1938, Esteban se separó de Antón Hermanos & Cía.; a esa fecha tenía tres almacenes en el centro de la ciudad. Los hijos de Esteban -José y Eduardo Antón Diaz junto con su padre constituyeron Antón Hijos S. A., de la que surgió en 1946 Predios y Comercio C. A., cuyas siglas son Pycca. De esta empresa y las demás creadas por José Antón D., las historias están en MP#46 y #90. Henry Raad Antón, nieto de Esteban tiene un blog en memoria del abuelo, gran lector de temas económicos http://estebananton.blogspot.com/p/el-libro.html Nahum, que estaba de regreso, se quedó con Antón Hermanos & Cía. Años después un incendio destruyó la totalidad del almacén, reduciéndolo a escombros. Cuando vivía Judith Iza de Antón, esposa de Nahum, me comentó que ella y su familia quedaron en la calle por no estar asegurados. En pocas semanas, con la ayuda de los hijos reabrieron el almacén; a falta de capital se dedicaron a comprar localmente mercadería a mayoristas. Uno de sus proveedores fue Amalio Cruz, poderoso comerciante asiático; reiniciaron las ventas con artículos de bazar. En los años cincuenta ingresaron a la venta de juguetes, alquilaron el local donde por muchos años funcionó el prestigioso salón Fortich, en 9 de Octubre. Al inicio se abastecieron localmente, luego compraron en Panamá y finalmente adquirieron los juguetes directamente de los fabricantes en Estados Unidos,


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