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Victoria mi madre y yo |
Esteban mi abuelo murió a sus setenta y dos años. Yo acababa de graduarme de bachiller y él me festejó como nadie. Me sentó en su mesa y con vaso de whisky en mano, seco como él tomaba para descongestionar sus pulmones , me prometió su apoyo para realizar mis estudios universitarios donde yo quisiera. Me dijo, voy a formarte en el mundo del trabajo y será el único nieto que quizás pueda ver formado profesionalmente. Era un 4 de agosto y yo cumplía los dieciocho. Murió el 8 de agosto, y yo estoy por cumplir los setenta. Si el hubiese tenido un poquito más de tiempo mi destino hubiese sido distinto y desconozco como se hubiese desarrollado la aventura.
Estoy jubilado, y mi tiempo hoy lo dedico a rendir un tributo a su memoria. ¡Gracias abuelo, por ese vaso de whisky cuyo sabor aún lo llevo en la garganta.
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